Celebrar el Matrimonio como Católicos

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El sacramento del matrimonio contiene en su totalidad una gran riqueza litúrgica que va muchos más allá de todos los adornos que puedan colocarse en la iglesia el día de la ceremonia. Sin embargo, para la mayoría de los jóvenes que se preparan para recibir la bendición matrimonial, no siempre una celebración austera y sencilla es lo que terminan por escoger, y esto sin mencionar que muchas parejas al finalizar la fiesta acaban embriagados y casi sin recordar lo que sucedió horas antes.

Con el pasar del tiempo, lo mundano ha pasado a dominar a lo espiritual del día del casamiento, ya lo señaló el Papa Francisco: Hagan de modo que sea una verdadera fiesta, porque ¡el Casamiento es una fiesta, una fiesta cristiana, no una fiesta mundana! El motivo más profundo de la alegría de aquel día lo indica el Evangelio de Juan: ¿Recuerdan el milagro de las bodas de Caná? A un cierto punto el vino se acaba y la fiesta parece arruinarse. Imagínense terminar la fiesta tomando té… No, no va! ¡Sin vino no hay fiesta! Por sugerencia de María, en aquel momento Jesús se revela por primera vez y da un signo: transforma el agua en vino y, con eso, salva la fiesta del casamiento".

Recuerdo cuando planeábamos nuestra boda, que lo primero que si vino a nuestra mente fue hacer nuestra ceremonia en la mañana y luego realizar un almuerzo con nuestros familiares;hacer un pequeño un brindis y sin colocar bebidas alcohólicas en las mesas de nuestros invitados, para no propiciar una borrachera; como Esposos Católicos no queremos ser participes de embriaguez en ninguna de nuestras celebraciones. 

Además, nos casamos sin dinero; Sí, así como lo lees, no teníamos nada solo nuestra juventud y el firme deseo de Ser Familia. La foto con los anillos del lado derecho, son nuestro anillos de boda, y saben, ni siquiera son de oro. Para celebrar dignamente el matrimonio, sólo es necesario el sacerdote, los futuros cónyuges y dos testigos. 


No obstante, el Señor fue nuestro guía y nuestro bienhechor, todo en nuestra celebración fue por donación de parientes, amigos, sacerdotes y hasta obispos cercanos quienes colaboraron con nuestra nueva familia.  Contamos con la dicha de que nuestro obispo auxiliar, Mons. Ángel Caraballo presidiera nuestra celebración, para nosotros fue todo un honor haber contado con su apoyo y su bendición. 

"Al mismo tiempo, está bien que vuestro matrimonio sea sobrio y haga resaltar aquello que es realmente importante. Algunos están más preocupados por los signos exteriores, por el banquete, por las fotos, por la ropa, por las flores… son cosas importantes en una fiesta, pero sólo si son capaces de indicar el verdadero motivo de vuestra alegría: aquella bendición del Señor sobre vuestro amor", así lo señalaba el Papa Francisco.


El día de nuestra boda, lo más importante fue unir nuestras vidas a través del Sacramente del Matrimonio, lo demás se dio por añadidura, elegimos una hermosa y modesta decoración para la Iglesia, un buen coro de canto gregoriano, un buen fotógrafo y colocamos al lado del altar un imagen de Nuestra Señor del Perpetuo Socorro, advocación mariana a la cual encomendamos nuestra vida matrimonial. 

"Que los signos exteriores de vuestra fiesta revelen la presencia del Señor y les recuerden a ustedes y a todos los presentes el origen y el motivo de vuestra alegría" así concluyó el Papa Francisco; y nosotros, queremos alentar a los futuros Esposos Católicos que sí es posible realizar una boda, sin necesidad de tantas cosas materiales que terminan por desviar la atención del verdadero encuentro de los novios  con Jesús en el sacramento.

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